Reseña de «Señores Del Mundo» de Forolibro

Crítica libros
SEÑORES DEL MUNDO – YOLANDA CORONA – BUBOK EDITORIAL (2018)
POSTED ON 30 SEPTIEMBRE, 2018 ACTUALIZADO ENN 30 SEPTIEMBRE, 2018

–GUSTARÁ
A aquellos lectores que fantasean con mundos inventados, reinos lejanos y luchas intestinas entre familias y clanes, con la pugna por el control y el poder siempre presentes. Será del gusto de aquellos que navegan por la historia, por los sueños, por la esperanza y la ruindad de sus habitantes. Un mundo de fantasía pero con lazos muy realistas en las relaciones y entuertos de sus personajes.

– NO GUSTARÁ 
A los detractores de la novela fantástica y a todos aquellos que se sienten mucho más cómodos en territorios conocidos de narrativa contemporánea realista, urbana y sentimentalmente más cercana a las acciones cotidianas. Tampoco entusiasmará a los exigentes amantes de la novela épica que requieren de una pormenorización descriptiva de los mundos en los que se realiza la inmersión.

– LA FRASE

“Mientras los familiares del difunto rey se retiraban a descansar después del funeral, y la gente iba abandonando lentamente la explanada de palacio, una barca se hacía a la mar. Era la misma en la que las Doncellas habían traído el fuego sagrado desde su templo en la isla donde se ubicaba. En ella, la llama sagrada ocupaba un lugar de honor, custodiada todo el tiempo por dos doncellas. A bordo, aparte de las doncellas, viajaba Nará y el anciano sacerdote hasta ese día conocido como el Venerable. Ris había aceptado el castigo impuesto por el nuevo rey. Sería dejado en uno de los numerosos islotes que rodeaban la Isla de la Luna.”

– RESEÑA
La literatura fantástica contemporánea tiene la facilidad para el autor del poder de creación infinito desde prácticamente cero. Se abre un mundo vasto, diverso, interconectado, con fronteras delineadas en la mente del escritor sin más medida que su propia imaginación. Todos los seres que habitan en estas tierras estarán, al igual que sus lindes, cortados por el mismo patrón del principio anterior: libertad total en la creación y confrontación de los personajes. El autor puede llevar sus ideas al infinito con una vocación expansionista de la que carecen otros géneros literarios. Pero como “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” existe el problema de enfrentarse a los pilares del género, a aquellos en los que sin querer todos los lectores comparan las espadas en alto de cada texto: El señor de los anillos (J.R.R Tolkien) como la Biblia de la fantasía épica definitiva, en fondo, forma, grandeza mitológica y fijación en el subconsciente colectivo de sus premisas (más si cabe con las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson). Juego de tronos (George R.R Martin) la pieza fundamental en la literatura folletinesca, donde toman mayor importancia la política, los roles sociales y familiares, y los movimientos de las marionetas del poder. Es una literatura grandiosa en las formas, pero en el fondo se asemeja más a una novela por capítulos y giros de guión. La saga Dragonlance (Margaret Weis y Tracy Hickman) donde encontramos un tono mucho más juvenil y aventurero, lleno de fantasía, magia y razas diversas, en un tono menor y más correveidile. La lista es muy larga entorno a la creación de nuevos mundos. El género se ha abordado por todos sus contornos, trazos y capas. Ahí están: Brandon Sanderson, Andrzej Sapkowski, C.S Lewis, Terry Pratchett, Robert Jordan, Michael Ende, Patrick Rothfuss entre muchos otros. Todos ellos coinciden en crear mundos fantásticos en los que las reglas del juego habitual de la literatura se disuelven, para mostrarnos nuevas fronteras arquitectónicas.
Señores del mundo de Yolanda Corona es una pieza singular que recorre caminos ya conocidos y otros aún por descubrir. Esta novela podríamos encuadrarla más en la cercanía del círculo narrativo de Juego de tronos que en la de El señor de los anillos. La autora dota de mayor importancia a la interrelación y confrontación de personajes y familias que a la grandiosidad descriptiva de paisajes, costumbres y frondosidad de su mundo. La novela funciona, por tanto, mejor como drama shakesperiano que como gran aventura épica de espada y brujería. Eso no quita para que por la propia lógica narrativa del texto nos encontremos con temáticas de todo tipo, tanto las propias del género, como con alguna curiosa sorpresa que confirma a la autora de un talento imaginativo a la altura de una obra de más de quinientas páginas. A lo largo de todas ellas, nos encontraremos un tono sencillo, cercano y asequible para todos los lectores y públicos. Solamente aquellos lectores muy exigentes que no se dejen guiar por la trama propuesta y, que en cada ocasión comparen la presente obra con las grandes del género, podrán quedar algo defraudados. La nota reflexiva que siempre intentamos hacer ver a este grupo de lectores es la siguiente: que un autor prácticamente desconocido fabrique una propuesta con entidad y voz propia a lo largo de cientos de páginas, sin buscar un tono grandilocuente ni impostado, siempre es un motivo de alegría para la literatura en general. Los clásicos están para ser venerados, leídos y revisados periódicamente, pero no todos somos Tolkien, y debemos seguir caminando y agrandando nuestras miras más allá de nuestra zona de confort literaria. Por ejemplo, lo complicado sucede cuando los lectores tenemos en la mente las cualidades y características físicas del pueblo elfo y la cara de Legolas marcada a fuego en el imaginario colectivo. Conseguir entrar en ciertos mitos y adaptarlos a nuevos lectores es de una dificultad máxima, ya que el lector viene con prejuicios (lógicos) desde la lectura de los grandes Sancta Sanctorum del género.
Yolanda Corona realiza un notable ejercicio de engarce entre tramas principales y secundarias en distintos tiempos y espacios. Dota a cada integrante de este pangeístico mundo de una voz particular y única que facilita al lector a ubicarse entre las diferentes características de cada facción enfrentada. Sin entrar en desvelamiento de secretos de la trama, sí podemos contar que el guión, como el de muchas obras parecidas, sigue el arco clásico de: rotura del orden establecido + pugna entre clanes + vuelta a la calma ¿o no? Esta puesta en escena ya la hemos visto en anteriores ocasiones, donde la muerte de un rey poderoso, que mantiene unido un mundo, se resquebraja tras su pérdida y como amanecen alimañas antes dormidas que quieren alzarse con el poder. Esta premisa dará juego al núcleo principal de actores de la obra para que desvelen sus tretas, planes y maquinaciones de opresión.
Respecto al espectro de pueblos que habitan este mundo de fantasía tenemos que destacar el contrapunto a la guerra y a la destrucción con el ejemplo del pueblo loggi (término parecido a los yoguis, practicantes del Yoga que algo tienen que ver en sus ideales y raíces pacifistas). Aprenderemos con ellos una serie de principios que siempre son interesantes. Son los “ancianos ents” particulares de este relato, ancestrales habitantes de un mundo en decadencia que ha tornado sus ideales de convivencia y paz en alzamiento en armas para adquirir un omnímodo poder. La luz y la custodia de los antiguos conocimientos están en manos de un pueblo agónico que nos enseña la terrible paradoja de la búsqueda de la paz a través de la guerra y de los caminos transitados por soldados de batalla que lo único que consiguen a lo largo de la historia es mancillar la tierra que pisan y subyugar a sus inferiores en una cadena infinita de poderosos y súbditos. La autora va desgranando y echando migas de pan a su paso para realizar su introspectiva concepción de un mundo fantástico, que en el fondo, se asemeja en roles y reglas al que vive nuestra humanidad. Un mundo que no tiene visos claros de poder domarse hacia terrenos más ecológicos, conciliadores, afables y solidarios. En este libro hay mucho juego de ficción, pero los posos, para quien sepa leerlos, dejan unas pequeñas hebras de evasión, de un mundo, el nuestro, que estamos constriñendo entre todos y que no sabemos si podremos recuperarlo. El alma humana es tan codiciosa como la envidia que corroe su sangre.
La obra de Yolanda Corona es directa y comprensible para todos los públicos, aunque los adultos la disfrutarán más y llegarán más lejos en el relato propuesto. No incluye pormenorizadas e interminables descripciones ni deja a sus personajes filosofando de lo humano y lo divino más allá del tiempo prudencial para no aburrir al lector poco avezado en estas lides. La acción, sin ser una novela frenética (aquí no hallaremos el efecto “Robert Langdon” de carreras como pollos sin cabeza), se ejercita con fluidez y lógica narrativa. Algunos echarán de menos mayor profundización y densidad en este mundo que podría excavar más sobre la superficie… otros se quejarían de barroquismo. En cualquier caso es una pieza muy interesante para seguir fantaseando con la lectura, que al fin y al cabo, es lo que cada escritor nos regala a los lectores.
Kynán merece que le prestemos atención. Su microcosmos no difiere mucho del nuestro. Al tiempo.

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